Fausto Canales esperó a jubilarse para tener el tiempo que necesitaba para buscar a su padre, al que un grupo de falangistas sacaron de su casa en Pajares de Adaja (Ávila), cuando él tenía dos años. Sus pesquisas le han llevado al Valle de los Caídos, pero no tiene constancia de que su progenitor esté en la caja 198 donde "se supone", dijo, que están los restos de siete personas.
Por eso, ante las preguntas de José María Ruiz, abogado del autodenominado sindicato de funcionarios Manos Limpias, sobre por qué hablaba de desapariciones cuando sabe que su padre y las otras nueve personas que se llevaron de su pueblo fueron fusilados, fue tajante: "Yo lo que sé es que no lo tengo en mi poder y, por tanto, es una persona desaparecida, y eso es un delito permanente que hay que investigar".
Desde su asociación, con sede en Valladolid, el testigo reprodujo cómo se llevaron de sus casas a diez personas en 1936, y las acabaron fusilando en una cuneta.
Comprobó que el 23 de marzo de 1959, una semana antes de la inauguración del Valle de los Caídos, se exhumaron restos que estaban en un pozo en desuso y los llevaron a Cuelgamuros. Los de su padre podrían estar entre ellos, pero no le dejan comprobarlo. Aseguró que es importante encontrarlo, pero también investigar por qué desa-pareció, sin cometer un delito, y dejaron a su familia "en la más absoluta pobreza".
Fuente: Público
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