martes, 7 de febrero de 2012

José Jiménez Lozano medita sobre la creación literaria en un libro compartido

La creación literaria, desde que una historia se manifiesta en los adentros de quien escribe hasta que cristaliza en letra de molde, centra "Las llagas y los colores del mundo" (Encuentro), unas conversaciones sostenidas entre el narrador José Jiménez Lozano y la profesora Guadalupe Arbona.

Como unos desahogos, confesiones o simplemente un intercambio de impresiones entre amigos brotan esas reflexiones estructuradas en formato de entrevista, fruto de varios encuentros entre ambos protagonistas a lo largo de los últimos dos años y que básicamente ocupan la trayectoria del escritor como autor de relatos breves.

El mano a mano dialéctico entre Jiménez Lozano y Guadalupe Arbona, profesora de Literatura en la Universidad Complutense, arranca con una definición del cuento por parte del primero: "un retazo de vida humana" con el que se encuentra, se siente concernido y ante el cual urge su plasmación inmediata.

El cuento, añade el narrador abulense, nace así de "ese manantial", acusa una encarnadura humana que toca en el interior o que habita dentro del creador hasta irrumpir y pedir paso, momento en el cual comienza el proceso de la escritura, motivo de otras cuantas meditaciones contenidas en el libro.

Flannery O'Connor (1925-1965) "decía que hay que tener muy claro si lo que se quiere es escribir o ser escritor. Por mi parte prefiero lo primero (...) Pero me gusta llamarme 'escribidor', me siento más en casa sencillamente, no con un oficio", subraya en otro momento del diálogo.

El lenguaje, siguiente escalón en el proceso creativo, también es objeto de meditación por parte de Jiménez Lozano, Premio Cervantes 2001, al distinguir entre el castellano más o menos evolucionado que han hablado siempre las gentes sencillas y "una lengua formalizada que no nombra y es puro lenguaje instrumental y comunicativo".

En su caso, se muestra partidario de la fidelidad a los protagonistas de sus relatos, ya que "quien narra unas ciertas historias no puede dejar de lado el lenguaje que sus personajes hablan", según apunta en esas conversaciones transcritas con el lema de "Las llagas y los colores del mundo".

Como un 'outsider' o un autor marginal (el que se sitúa al margen de las modas, corrientes y zonas de influencia literaria) encuentra a José Jiménez Lozano la profesora Guadalupe Arbona, impulsora de la web oficial del autor de "La salamandra" y "Duelo en la casa grande" (www.jimenezlozano.com), auspiciada por la Junta de Castilla y León.

"Aunque su grandeza literaria no se puede oscurecer -ha recibido los premios más importantes de nuestra lengua-, sus obras se ofrecen a secretas y calladas lecturas", lejos de los tópicos y lugares comunes que le han etiquetado como un escritor católico y castellano, ha precisado.

Lejos de esas encartaciones, Arbona recuerda la universalidad y vigencia de una obra que refleja "las nuevas piedades de Antígona, las tristes injusticias contra Spinoza, las profecías de Dostoievski o las ferocidades de los predicadores de Flanery O'Connor, por poner varios ejemplos", anota la profesora.

El resto de la conversación gira sobre aspectos relacionados con los principales libros de cuentos de Jiménez Lozano: "El santo de mayo" (1976), "El grano de maíz rojo" (1988), "Los grandes relatos" (1991), "El cogedor de acianos" (1993), "Un dedo en los labios" (1996), "El ajuar de mamá" (2006), "La piel de los tomates" (2007) y "El azul sobrante" (2009).

No es nuevo el formato de conversación en la obra de Jiménez Lozano, quien en 1999 ya publicó "Un estancia holandesa", la transcripción de los diálogos mantenidos entonces con la abogada Gurutze Galparsoro, centradas en reflexiones históricas y filosóficas aplicadas a situaciones políticas y sociales.

Fuente: ABC

No hay comentarios:

Publicar un comentario