Para los comerciantes, la liberalización de horarios perjudicaría al pequeño comercio, que a su juicio sería la primera víctima de los«modelos de distribución más agresivos y con mayores capacidades logísticas, promocionales y de mercado: las grandes superficies comerciales».
En este sentido apuntaron que sólo éstas disponen de estructuras empresariales y comerciales con capacidad para cumplir esos horarios, por lo que la apertura indiscriminada de domingos y festivos acabaría relajando «al máximo» el consumo en el resto de formatos comerciales.
Los comerciantes sostienen que las «fugas» a Madrid, que denunciaba la institución cameral, más que producirse por la apertura de las tiendas en festivos, responden a otras motivaciones como la mayor o más variada oferta comercial, la cercanía y la capacidad de transporte o el complemento ocio-comercio, informa Ical.
Por otra parte, insisten en que las empresas interesadas en estas aperturas suelen ser las grandes cadenas y no el comerciante local, ya que la limitación sólo afecta a los comercios que superan los 300 metros cuadrados —mientras que el establecimiento que no supere esas dimensiones tiene ya libertad total para abrir todos los días de la semana y lo hace cuando es rentable—. Por último, subrayan que hasta la fecha las organizaciones de comercio de Ávila nunca han manifestado esta necesidad y que existe consenso generalizado entre los agentes sociales, organizaciones de comerciantes, centrales sindicales, consumidores y administración para mantener el status quo actual.
Fuente: ABC
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