lunes, 2 de mayo de 2011
Tierra de chuletones, estupendos pucheros y suaves dulces
La gastronomía de Ávila se caracteriza fundamentalmente por dos cosas: en primer lugar, la gran diversidad de productos que ofrece la provincia gracias a la variedad climática y orográfica de su territorio; y en segundo lugar, por la mezcla de las culturas que poblaron la región a lo largo de los siglos, y que han dejado su particular impronta en el recetario abulense. Quizás los platos con más fama dentro y fuera de nuestras fronteras sean dos: el chuletón de Ávila y las judías del Barco. Las carnes de las sierras abulenses presumen de una calidad magnífica. De hecho, la ternera de la provincia ostenta la Denominación de Origen, y el emblemático chuletón hecho a la parrilla, humeante y en su punto, es algo que ningún visitante debe dejar de probar. Pero dentro del apartado de carnes, no hay que olvidarse tampoco de los tradicionales asados de lechazo, cochinillo o cabrito, siempre hechos en horno de leña. En el apartado de los pescados, las preparaciones tradicionales se realizan a base de especies de río; las truchas son las más habituales, y su estupenda calidad y delicioso sabor puede comprobarse en preparaciones como la trucha escabechada.
Los pucheros son algo muy típico en estas tierras, algo lógico si tenemos en cuenta la estupenda calidad de las legumbres de la región. Dentro de las muchas variedades destacan por derecho propio los judiones del Barco de Ávila y los garbanzos de Moraña. Los potajes se preparan por lo general con carnes de la región y también con excelentes embutidos, que en muchas ocasiones se presentan en forma de entremeses. Una buena forma de probar las especialidades abulenses es recorrer los mesones y bares de la ciudad y degustar las populares tapas, entre las cuales las patatas revolconas tienen un lugar de preferencia, así como el delicioso cochifrito o cuchifrito, realizado con carne y especias. Y por supuesto, las tapas siempre deben ir acompañadas de vinos de la región, como los de El Tiemblo y Cebreros. Además, en Ávila también es posible degustar deliciosos platos de verduras procedentes de las ricas huertas de la provincia.
El recetario abulense no estaría completo sin contar con la magnífica y variada repostería que podemos encontrar en los obradores y conventos de la ciudad y alrededores. Las yemas de Santa Teresa tienen reconocimiento internacional por su sabor y suavidad. Además, las torrijas, los empiñonados, las tartas y muchas otras exquisiteces harán también las delicias de los amantes del dulce.
Fuente: Logitravel
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