domingo, 31 de enero de 2010
Jiménez Lozano y el azul que sobró del cielo
Fiel a su mundo- rústico y castellano-, fiel al habla de sus gentes; en perpetuo “Menosprecio de la Corte y alabanza de la aldea”, este Fray Antonio de Guevara abulense, ex director de periódico y paleto por gusto y elección, vuelve a darnos una puñado de cuentos trabajados al minio como las ilustraciones de un beato lebaniego.Muchas son las razones para leerle, entre otras, la de que este viejo amigo de Delibes es también fedatario de una porción de España que creímos atemporal y que hoy se nos muere entre giliputados, ipods y playstations: la Castilla rural de viejucas cristianas y sencillas. Un concejo de aldeanas cristalinas y pobres; tan pobres, tan pobres, que por no tener, no tienen ni malicia; aunque esta mercancía, que tan bien abastecido tiene a este planeta, estalle entre sus vidas de ciento a viento. Leer más en Gorriones en su tinta...
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