Dentro del reducido mundo de la literatura de la memoria en España, el libro de Nicolás Sánchez Albornoz debe ocupar un lugar de privilegio. Lo avalan determinados aspectos, de síntesis difícil en pocas líneas. La categoría de la obra se hace evidente ya en «Umbral», una detallada y admirable declaración de principios literarios y humanos. Sus veinte páginas dejan claras una serie de cuestiones: son el relato «en secuencia cronológica de cuatro decenios de mis andanzas durante la etapa hostil comprendida entre 1936 y 1975».
Hay en todo ello un matiz esencial: «Mi prosa, más analítica que literaria, pasa por alto vivencias e insiste en el contexto en el que los acontecimientos se insertan». Hay también un factor humano que sorprenderá a los lectores que desconozcan los orígenes familiares del autor: hijo de del abulense don Claudio Sánchez-Albornoz, en su rama familiar hay, por parte de madre, próceres políticos de gran raigambre y por ascendencia paterna, terratenientes importantes. Curiosamente, don Nicolás Sánchez Albornoz será un español comprometido de forma apasionada con una clara ideología de izquierdas. Eso explica los tres destierros sufridos en 1936, 1948 y 1968, sin considerar los años que don Claudio, su padre, vive exiliado en Argentina.
Su apasionado compromiso político es permanente, pero se observa con detalle en dos experiencias. La primera es personal y dolorosa: su prisión en Alcalá de Henares, Carabanchel y Cuelgamuros, de donde conseguiría escapar, como describe en el capítulo «Un exilio por piernas». Añádase a todo ello su estancia como profesor universitario en Argentina y Nueva York y el lector podrá intuir la trayectoria de este eminente abulenses, que en 1976 vuelve a España, con su padre, y que en 1991 será puesto al frente del Instituto Cervantes. La segunda experiencia es de orden casi cultural e incluye su vinculación a la FUE, descrita en el capítulo tercero, y su colaboración en la editorial Ruedo ibérico y su relación con Pepe Martínez. Ambas actividades dan una idea aproximada de su apasionante trayectoria vital, contemplada desde la perspectiva de la serenidad que da la vida, turbulenta y desolada en muchos casos. De ahí tal vez el atractivo de estas páginas apasionantes.
Fuente: Diario de León
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