La calle Duque de Alba de Ávila es, para muchos, la de las zapaterías. No es de extrañar. Allí funcionan, en apenas 200 metros, hasta cinco negocios del ramo, uno de los que más ha crecido en la capital amurallada. Entre ellas está «Dos Pasos», céntrica como pocas -se encuentra a apenas un minuto del Mercado Grande-, que cumplirá en mayo 27 años, según nos explica Luis Pajares, su copropietario. Esa competencia hace tener, si cabe, más presente al cliente con una oferta más amplia y un esfuerzo diario y constante por la calidad.
Luis lleva cuatro años como socio de esta tienda, pero, como él mismo dice, ha sido cocinero antes que fraile. «Siempre he estado vinculado a la zapatería. Cuando estudiaba venía a la tienda en rebajas o de forma puntual». Por eso, cree que «era un buen reto para asumir. El negocio estaba rodado y hemos logrado reimpulsarlo». Ese cara a cara parece que varía en los últimos años con otro ‘boom’, el de la venta por internet. «Siempre afecta -nos indica-, porque la tarta sigue siendo la misma y hay que repartirla entre más». Ahora bien, cree que «con los zapatos, es diferente. Más complejo. Porque hay diferencias en el tallaje entre un fabricante y otro, uno puede lanzar productos para pies anchos que otros no... puede suponer que acabes comprando a ciegas».
Va más allá al señalar que también en el comercio físico «la gente espera cada vez más a las rebajas y compra en temporada sólo por necesidad u obligación».
Revitalizar los centros históricos
Precisamente Luis destaca que su zapatería, que ofrece desde calzado para jóvenes a otro más clásico, con una clientela muy leal, echa en falta sacar más rédito a la condición de Ávila como reclamo turístico. De hecho, señala que muchos locales del centro histórico, la parte más conocida y visitada de la capital amurallada, están cerrando. «Hay que apoyar a aquellos que quieran abrir un nuevo camino, pero sólo hay trabas, como los alquileres tan elevados que se están pidiendo, con la que está cayendo», denuncia.
En este sentido considera que se puede hacer mucho más para atraer gente al centro, para llevar el ocio a estas partes de las ciudades y hacerlas más dinámicas.
Con respecto a las administraciones, señala que ha habido cambios: «se intenta apoyar al autónomo, pero no se le ha dado importancia hasta que no ha llegado la crisis» y recalca que «suponemos un alto volumen de contratación e impuestos». No obstante, advierte que «muchos autónomos cierran por impago de facturas, porque pagan el IVA antes de cobrar por su trabajo». En su tienda, explica, «tenemos compradores de Ávila, pero también viene mucha gente de fuera, que aprovechan su viaje y adquieren de nuestro catálogo, porque somos más accesibles».
Apunta que puede sacarse «más rentabilidad» a la situación estratégica de Ávila. «No se ha sabido aprovechar, porque se ha dependido mucho de la construcción y ese motor se ha parado, con un frenazo en seco para la ciudad, próxima a Madrid y bien comunicada con el norte». A su entender, ahí está la clave, porque «no sólo de turismo se puede vivir. Hay que incentivar la llegada de empresas, que la gente tenga empleo, pueda gastar, porque somos la capital con la tasa de paro más alta». Al respecto, afirma que «Ávila podría haber absorbido empresas de Madrid, pero en lugar de eso sólo se producen cierres y malas noticias».
Mirando a Madrid
Esa estrecha relación de Ávila con la capital de España está presente en las reflexiones de Luis, quien considera que la propuesta de apertura de negocios los 365 días en la región vecina «tal vez sea algo exagerada». Pero no rechaza abrir las puertas de «Dos Pasos» en festivos. «Se puede hacer de forma equilibrada». Si bien, considera que en el comercio, en Ávila, «estamos algo descabezados, cada uno hace la guerra por su cuenta y habría que remar entre todos en una misma dirección».
De cerca
Luis lleva, desde que era niño, pisando la zapatería de su padre. Echando una mano aquí y allá cuando hacía falta. Y, eso que podría parecer un accidente, ha marcado su forma de entender el negocio. Conocerlo. Comprenderlo y volcarse en él. Licenciado en Historia por la Universidad de Salamanca, vivió la experiencia de tantos abulenses: acudir a Madrid para encontrar un empleo. En su caso, tras una temporada, decidió regresar a la capital amurallada, porque la oportunidad la tenía en casa: la jubilación de su padre le empujó a seguir con el negocio familiar. Ahora cumple cuatro años como copropietario de «Dos Pasos».
Fuente: La Razón
No hay comentarios:
Publicar un comentario