martes, 8 de marzo de 2011
La expectación y El Barco de Ávila
Fin de semana en El Barco de Ávila, un pueblo en la vertiente de Gredos del que creo he hablado ya. Últimamente, paro bastante por allí, pero no creo, la verdad, que esto interese a mucha gente. De lo que yo quería hablar era de cómo un par de días en el corazón de Castilla, en la vieja tierra de piedras románicas, de iglesias cargadas de nidos de cigüeña, de casas con el escudo nobiliario medio borrado por el tiempo, de cruceros de granito negro salpicado de verdín —ANNO MDCCLXX—, como dos días en aquel intemporal refugio te cunden, interiormente, casi como una semana. Cuando uno vuelve a la ciudad, parece que ha pasado fuera siete días. Siete días en los que le ha dado tiempo, sobre todo, a aburrirse, y al hilo del aburrimiento tener pensamientos importantes. No sabría decir sobre qué, pero importantes. Leer más en El Mundo es Oblongo...
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