La muralla de Ávila ha sido esta noche testigo de la "Farsa de Ávila", cinco siglos después de que un grupo de nobles castellanos depusieran en efigie al rey Enrique IV de Castilla, siendo sustituido por su medio hermano el infante Alfonso, hermano de Isabel la Católica, nacida en Madrigal de las Altas Torres (Ávila).
La representación, promovida por el Ayuntamiento de la capital abulense y el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, ha contado con la asistencia de unas 500 personas, que han presenciado este episodio histórico.
La obra, dirigida por Juan José Severo Huertas y representada por el grupo "Nueva Escena", ha tenido lugar en los patios del Episcopio, el único edificio románico civil de la ciudad, situado junto al lienzo este de la muralla y a escasos metros de la Catedral.
En este privilegiado espacio se ha desarrollado durante cerca de una hora la representación de "La farsa de Ávila", que ha contado como narrador con el abulense Juan Jesús Valverde, nominado en su día a los Premios Goya, por "Las ratas".
Los cerca de 40 actores de esta historia han trabajado durante más de tres meses para recrear este episodio histórico, no demasiado conocido, que tuvo lugar el 5 de junio del año 1465.
Ese día, en un lugar próximo a Ávila, un grupo de nobles castellanos contrarios al rey y encabezados por el arzobispo de Toledo, depuso en efigie al Enrique IV de Castilla, que en aquel momento fue sustituido por el infante Alfonso en una curiosa ceremonia protagonizada por el busto del monarca, realizado, al parecer, por Perucho Gómez.
Este alfarero del barrio de Santiago, al sur de la ciudad, fue sacado de su casa por los soldados fieles a los nobles traidores con el objetivo de que realizara el busto del monarca y, para que no les delatara, le cortaron la lengua.
Este episodio tiene más que ver con la leyenda que con la realidad, pero Severo reconoce que contribuye al avance de la trama con un toque que mezcla lo trágico y lo cómico, sin que el contenido de lo que está contando se desvirtúe.
El director de la obra y de "Nueva Escena", así como del guión, ha comentado que su intención ha sido la de "compaginar" los hechos históricos con algo de imaginación, porque "es una obra de teatro, no una lección de historia".
En la obra se recogen comentarios despectivos de los nobles hacia el rey, como los rumores que circulaban en torno a su impotencia y al hecho de que Juana no fuese hija suya, sino de Beltrán de la Cueva, de ahí el apodo de "Juana la Beltraneja".
Después de casi una hora de representación en una noche algo fresca, los aplausos de los espectadores que llenaban el recinto, han puesto fin a una experiencia novedosa, sobre un episodio curioso y desconocido de la historia.
Fuente: El Correo
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