martes, 9 de agosto de 2011

La Guerra Civil renace en Ávila

«Su abuelo mató a mi abuelo y eso ya lo hemos olvidado. ¿A qué viene ahora remover otra vez la mierda? Es una vergüenza. Estamos indignados». Son las palabras de Ignacio Mesa, el alguacil de Poyales del Hoyo, el pueblo cuyo nombre se ha instalado en los medios de comunicación desde el domingo por la polémica suscitada tras la exhumación de una fosa común con los restos de una asesinada en la Guerra Civil, al parecer, afín al bando republicano, y otras nueve cajas con restos de asesinados de las dos Españas. Los huesos de la primera son de la bisabuela de Yash Paul Gosain, un inglés cuyo abuelo acabó con la vida del antepasado del alguacil, de las filas de Franco. Ha sido este mismo, Gosain el que desde el pasado domingo ha reabierto las heridas de la contienda española en este pueblo de 503 habitantes censados que casi había superado el baño de sangre que aconteció en los años 30 y prosiguió en la Posguerra entre sus familiares.

Los hechos que han avivado la polémica ocurrieron de la siguiente forma, según detalla María Teresa Royo, la juez de Paz sustituta que el sábado 30 julio levantó las diez cajas con los restos de los finados, entre ellos el de la bisabuela de Gosain. «Se hizo porque Virtudes —una vecina—quería sacar a su bisabuela de ahí, y además solicitó extraer el resto porque la lápida era de su propiedad». El mármol sí, pero no el terreno, que pertenece al Ayuntamiento, afirma Agapito Mateo, un trabajador del Consistorio, el mismo que contribuyó a sacar las cajas en presencia también del alcalde de la localidad (PP) y otros familiares, cuyos recipientes serían desplazados, como los de Pascual Machota. «No entiendo nada. Las cajas estaban fatal», manifestaba ayer.


«Virtudes acudió el sábado con una maza y despedazó la lápida, así que el resto de cajas quedaron desprotegidas y a la intemperie. Cuando las vimos estaban cubiertas de barro, en mal estado. Como acto de buena fe procedimos a sacarlas, con el consentimiento de los familiares, para transportarlos a una fosa común en mejores condiciones. Nadie puso un pero. Incluso Gosain fue informado, pero al encontrarse bajo arresto domiciliario por maltrato a su pareja no acudió», atestiguó la juez.


Las diez cajas se metieron en la nueva sepultura. La mecha se encendió el pasado domingo, cuando una treintena de personas pertenecientes a asociaciones defensoras de la Memoria Histórica ajenas a los habitantes del pueblo acudieron a Poyales para protestar por el proceder de la exhumación. Y llegaron insultando y calentando el ambiente, según los residentes de este paraje. Los vecinos de este pueblo abulense no entienden los motivos ni qué piden cuando los restos se encuentran a escasos metros de la primera fosa en mejor condiciones. Tampoco encuentran sentido a la denuncia que han interpuesto contra el Ayuntamiento (PP).


Boicot al pueblo


Temen que la contienda vaya a más en los próximos días, ya que se está promoviendo una convocatoria en las redes sociales por parte de un tal Manuel Harazem para boicotear las Fiestas Patronales de Poyales, cuyo día grande es el próximo sábado. «Os convocamos a que se acerque a joder las fiestas asistiendo a las mismas vestidos de riguroso luto y con pancartas ... y boicotead el turismo, no consumir nada de allí, llevad vuestra comida», reza el llamamiento.


Gosain dejó ayer el pueblo. El ambiente está más que caldeado. Los vecinos le echaron en cara que le estuvieran comiendo la cabeza desde Izquierda Unida, el Grupo que, según los mismos, ha promovido la concentración ilegal del domingo. «Esto es una crispación política. No tiene sentido todo esto», lamentaba la juez de Paz.


Fuente: ABC

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